La historia de La Vídola es poco conocida. Probablemente la zona próxima al pueblo estuviera ya habitada por los vetones; así, se cree que en el lugar llamado "El Castillo" existió un castro prerromano del que hoy apenas quedan algunos indicios.

 

Hacia 1600 se constituye un Señorío en la comarca de las Arribes, detentado por donación real a Alfonso Fernández de Villarino, quien lo transmite a su hijo Gonzalo, y posteriormente al explorador del Perú Martín de Ledesma Valderrama, los lugares y sus términos: Mazuelos-Masueco-,aldea Dávila-Aldeadávila-,Corpario-Corporario-, la Vídola,Fuentes-Fuentes de Masueco-, Villasbonas-Villasbuenas-, la Badina, Villamuerto-Villarmuerto-, Grandes, Grandenos, Herbalejos, etc.". La intervención urbanística de Martín de Ledesma en Villarino fue muy importante hacia 1624:" e lo que compré de Gonzalo Fernández, fijo de Alfonso Fernández de Villarino, en el dicho lugar de Villarino, la mitad del lugar que yo fice nuevo dentro en el corral de las mismas casas del dicho lugar de Villarino".

 

Por lo demás, se sabe que tras la reconquista, todo el actual término municipal pasó a ser una dehesa perteneciente a una familia noble, que tenía arrendadas las tierras y zona urbana a los habitantes del pueblo. Esta forma de propiedad permaneció hasta bien entrado el siglo XX. Según los archivos parroquiales la última propietaria fue Doña María del Pilar Jabat y Magallón, que nunca se conoció que residiera en el pueblo. Doña María del Pilar vivía en Madrid y al morir dejó sus riquezas a un sobrino francés llamado D. Nicolás d'Arcangues y Ugarte, y entre todas las posesiones le dejó también la finca de La Vídola. Finalmente, en el año 1923, D. Nicolás vendió el término y el pueblo a sus habitantes por una cantidad total de cuatro millones de reales.

 

Todavía entre los mayores se pueden encontrar recuerdos del proceso de la compra.